
La tarde que Peralvillo defendió su sangre
11 junio, 2025
*** La calle es nuestra sala de urgencias
*** “El pueblo cura al pueblo”
Ignacio Arellano y Gricelda Domínguez
Con Tlatelolco/Ciudad de México. – Eje 2 Norte y Paseo de la Reforma, 11 de junio. Donde antes galoparon caballos de raza, hoy late un campamento de batas blancas. Estudiantes de homeopatía, médicos con las manos curtidas en hierbas medicinales y vecinos de Peralvillo, Tepito y Tlatelolco han convertido el asfalto en un quirófano abierto. “No nos moverán”, grita Luisa mientras amarra una manta ensangrentada de consignas: “Aquí no se vende la salud. Se defiende”.
**El diagnóstico: un gobierno que extirpa memoria**
La Escuela Nacional de Medicina Homeopática (ENMH) lleva semanas con el pulso acelerado. Fuentes internas revelan el plan macabro: desalojar la clínica comunitaria de Peralvillo— último refugio sanitario en un barrio marcado por balas y olvido — para regalar el terreno a desarrolladoras voraces.
**Lo que quieren arrancarles:**
– Consultorios donde ancianos tratan su diabetes con tinturas de guarumbo porque el Seguro Social no llega.
– Botiquines que frenan epidemias con árnica y cuachalalate.
– Talleres donde las abuelas enseñan a sanar la violencia con emplastos de rabia y esperanza.
“¿Saben lo que es ver morir a un niño por diarrea cuando tienes el ipomoea que lo salvaría? Eso es lo que defienden estas calles”, escupe el Dr. Mendoza mientras organiza gasas en una carpa.
Detrás de él, un mural de El Santo — el luchador que vivió en estas calles — vigila con mirada de justiciero: la máscara de la resistencia.
**La infección llamada albergue: Tepito no teme al migrante, teme al poder**
Mientras las batas blancas sostienen la primera línea, un rumor envenena la retaguardia: el Gobierno planea instalar un mega-albergue migrante en el corazón de Tepito. Y la comunidad estalla:
“¡No es xenofobia, es supervivencia!”, clama un vecino desde un megáfono oxidado. “Revisen Tijuana, vean Chiapas: donde ponen esos campos sin recursos, brotan la prostitución forzada, el tráfico de órganos y el narco. ¿Por qué no lo hacen en Lomas de Chapultepec? ¡Porque acá creen que somos basura que aguanta todo!”.
La cifra estalla como granada: 1,900 millones de pesos anuales costaría atender a los migrantes. “¿Y nuestra clínica? Ni un peso. Por eso la quieren matar”, sentencia una partera tradicional mientras ata un rebozo.
**La cirugía de urgencia: cierres, cantos y coraje**
17:05 horas. Motocicletas de Peralvillo bloquean Reforma. Ni una patrulla, ni un granadero. Solo el pueblo protegiendo al pueblo. “El gobierno dice que esto es peligroso”, ruge un joven con el puño en alto. “¡Claro que lo es! Peligroso para ellos, porque hoy les mostramos que sin sus uniformes, son nadie”.
La noche cae sobre las avenidas. Linternas de celulares iluminan pancartas como órdenes médicas:
Atención, CDMX:
Diagnóstico: Despojo.
Tratamiento: Resistencia.
Pronóstico: ¡Venceremos!
**Epicrisis: la historia se medica en la Calle**
Mientras escribo esto, una estudiante de primer año dibuja en su cuaderno de farmacopea: “La verdadera enfermedad no está en los cuerpos de Peralvillo. Está en el sistema que nos receta silencio. Nuestra medicina es la rabia organizada”.
Abajo, en el asfalto tibio, alguien ha escrito con tiza roja junto a los rieles del viejo hipódromo:
“Garita de 1537: Puerta de la Ciudad.
Hoy: Puerta de la Resistencia”.
Y en las redes, el gato se vuelve jaguar:
#PeralvilloSangraPeroNoSucumbe
#TepitoEsTerritorioDeLuchaNoDeDespojo
#LaHomeopatíaCuraElCapitalismoMata
Esta crónica es un vendaje de palabras para la herida abierta. No se firmará el alta hasta que la clínica respire libre.