
Rescatar lo que el gobierno abandona no es un acto de rebeldía: es un deber de supervivencia
8 junio, 2025*** La lucha por la Universidad Libre de Homeopatía

Con Tlatelolco/Ciudad de México, domingo 8 de junio.- El asfalto de Reforma y Eje 2 Norte no quema solo por el sol. Quema por la rabia. Son las cinco de la tarde de este martes sofocante, y Peralvillo, Tlatelolco, Doctores y otras colonias alzan la voz. No es una protesta más.
Es un grito desgarrado contra el desdén institucional que pretende borrar un siglo de historia con un decreto.
Feministas, universitarios, comités vecinales, médicos de batas gastadas y pacientes con esperanzas rotas se funden en una sola consigna: “¡La Universidad Libre de Homeopatía no se cierra!
”No nos equivoquemos. Esto no es rechazo al migrante. Es el rugido de una comunidad traicionada. Es la resistencia frente a una Secretaría del Gobierno Central que opera desde los escritorios helados, ajena al pulso de la ciudad que late en las calles.
Su decisión es un hachazo: arrebatar Peralvillo 75, sede de esta universidad centenaria, para convertirla en albergue. Sin diálogo. Sin respeto. Sin memoria.

**Patrimonio vs. Imposición**
Imaginen las paredes de ese edificio en el corazón de Tepito. Guardan más de cien años de saberes, de consultas a bajo costo para quien no podía pagar un privado, de estudiantes que buscaban sanar con alternativas. Hoy, el gobierno quiere desalojar todo.
Arrojar a la calle su acervo histórico, sus aulas, sus clínicas. ¿El motivo? Una decisión “humanitaria” que, irónicamente, pisotea los derechos de quienes habitan y construyen esta ciudad.

El patrón se repite: imposición disfrazada de progreso. Como en Tláhuac, donde jardines y espacios comunitarios fueron devorados por proyectos ajenos, dejando inseguridad y desarraigo. Ahora le toca a la Universidad Libre de Homeopatía.
Las autoridades hablan de “bien común”, pero sus acciones excluyen a la comunidad. ¿Dónde está la participación ciudadana que tanto pregonan? ¿Dónde los diputados y senadores que juraron defender “primero a los pobres”?
**Un Silencio Cómplice**
Mientras, en Peralvillo 75, el vacío se hace amenazante. Allí donde generaciones encontraron alivio en la homeopatía, hoy sólo resuena el eco de las topadoras en espera. Los manifestantes lo repiten hasta la ronquera: “No es contra los migrantes, es contra la destrucción arbitraria”.
Exigen lo elemental: ser escuchados. Decidir sobre el territorio que han cuidado, honrar la historia escrita piedra a piedra, proteger un espacio que es refugio educativo y sanitario.¿Por qué cerrar un centro de salud que atiende a los olvidados? ¿Por qué no habilitar alguno de los cientos de inmuebles abandonados por el Estado?
La respuesta duele: es más fácil expropiar que construir. Es más cómodo ignorar que dialogar.
**La Trinchera de la Memoria**
Esta universidad no es solo cemento. Es memoria viva de una medicina alternativa que resiste. Es la trinchera donde los pacientes desahuciados encuentran una última esperanza.
Hoy, esa trinchera está siendo demolida sin argumentos, sin consulta, sin piedad.
Por eso hoy las pancartas cierran avenidas. Por eso las voces se alzan entre el humo de la indignación. Porque cuando el poder decide en silencio, la calle se convierte en el último tribunal.
Porque rescatar lo que el gobierno abandona no es un acto de rebeldía: es un deber de supervivencia.
el gobierno sigue pasando por encima del pueblo se les olvida que gracias a los votos están en el lugar que ocupan el día de hoy más que no olviden que también el pueblo los puede quitar de ese lugar privilegiado